top of page

Cien  años de Champagnat Pasto

A finales de Octubre de 1893 urgía dar principio a las tareas escolares, los Hermanos Hermond y Liberato matricularon a 350 estudiantes. La música y los cantos tuvieron desde el principio un puesto de honor en el programa de la escuela, poco a poco los hermanos iban tomando influencia en la sociedad pastusa. Se elevó a nueve el número de clases. El Hno. Cristino fue encargado netamente a  la dirección del establecimiento y los Hnos. Polyme, Jovita, Faustino e Ildelfonso vinieron a aumentar el número de miembros de la comunidad.

Alrededor de ochocientos fueron los alumnos que frecuentaron la Escuela de Santo Domingo y pese a varias dificultades, en aspectos económicos, reducidos espacios físicos para las clases y la influencia que ocasionaba la guerra de los mil días que se libraba en esa época; los hermanos fueron solucionando estos problemas y salieron adelante.

 

ORIGEN DEL LICEO DE LA INMACULADA

 

La Inmaculada fue como se llamó el Instituto Champagnat en sus inicios, y surgió porque desde años atrás varios padres de familia pudientes solicitaban para sus hijos una escuela pagada, y fue en 1916 en una casa arrendada que se fundó el colegio cerca de la Escuela de Santo Domingo. A finales de octubre solo contaba con dos docenas de estudiantes repartidos en tres clases a cargo del Hno. Génoin., pero este número fue aumentando y por tanto El Hno. Eutiquiano, profesor de la Escuela, pasó al Liceo y El Hno. Josías León tomó la dirección. Se organizaron cuatro clases porque el número de niños pasaba de ochenta, y antes de terminar el curso la matrícula llegó a cien. Al año siguiente el número de alumnos se duplicó.

En Octubre de 1920, se pidió a los hermanos que entreguen la casa donde funcionaba la escuela y el Liceo para ubicar allí el Seminario Menor, en vista de este hecho el Hno. Provincial, que estaba en Pasto, ordenó el cierre de la Escuela Santo Domingo y que los profesores se trasladaran a Popayán; y vieron la necesidad de construir un edificio para el Liceo de la Inmaculada. El Señor Néstor Villota Zambrano ofreció a los Hermanos un terreno en el barrio Las Cuadras y una vez firmadas las escrituras se emprendió sin demora la construcción.

El 7 de enero de 1922, el Liceo la Inmaculada obtuvo licencia para expedir títulos de Bachillerato, y salieron los primeros bachilleres del plantel, el 13 de julio de 1924.

 

El Hermano Bautista, en vista del progreso y el crecimiento que se estaba dando en la ciudad, tuvo un sueño que consistió en construir el colegio  como una monumental obra arquitectónica que diera respuesta a las solicitudes de cupos e incremento en el número de estudiantes, con todos los espacios necesarios para el desarrollo físico, intelectual y artístico que un estudiante integral requiere. Así, con mucho esfuerzo, dedicación, sacrificios y sin tener los recursos económicos suficientes, pero contando con la fe y ayuda de la buena madre, se llevó a cabo el proyecto de construcción de las actuales instalaciones Maristas en Pasto.

 

EL INSTITUTO CHAMPAGNAT

 

El 17 de junio de 1951, de acuerdo con lo previsto, y sin haber sacrificado más que un día de clase, se trasladó al nuevo edificio el personal docente del Colegio de la Inmaculada. La ceremonia fue solemne, en medio de su encantadora sencillez. Todos querían familiarizarse con los pormenores de ese monumento salido de las manos creadoras del Hermano Bautista. Una joya religiosa, obra dedicada a los Santos Patrones del nuevo colegio, esa  es la mal llamada capilla, es a los ojos de quienes la miran  una construcción que no tiene nada que envidiar a los mejores templos levantados en Colombia y el exterior.    

Después de la llegada de los Hermanos Maristas a Colombia en el año de 1889, el Obispo de Pasto Monseñor Manuel José Caicedo informado de los buenos resultados en educación que estaban logrando las instituciones Maristas en Popayán le pide al Reverendo Hermano José Celestino que dirija la Escuela Santo Domingo en Pasto; el Hermano Celestino decidió enviar a la Ciudad de Pasto a los Hermanos: Cristino, Alfonso Altiguien, Corinto, Juan de Dios, Génoin, Hermond Joseph y Liberato. En el Camino de Popayán a Pasto pasaron por múltiples dificultades y grandes travesías, como también soportar enfermedades como el paludismo que los afectó por un prolongado tiempo. Después de subir la empinada cuesta del histórico páramo de Tacines, llegaron al punto llamado la Cruz desde donde asombrados contemplaron por vez primera la ciudad de Pasto reclinada sobre la base del Volcán Galeras; ya en la ciudad el Obispo les dio emocionado su primera bendición.

bottom of page